cabros de mierda (parte 2, la resaca)
foto tomada de http://cafedialectico.blogspot.com/2009_10_01_archive.html
Hasta que por f'ín hice la parte 2 de algo!!!
Hace unos días renegué acerca del peso que se da a la opinión pública, dada a conocer a menudo en encuestas, en la toma de decisiones que afectan decisiones privadas de todos. En este caso la excusa fue el resultado de una encuesta de CPI publicada alarmantemente en ese nido de falso liberalismo que es Correo.
No soy gay (los penes me repelen, ni modo) ni me pronostico mucho éxito de polígamo, incluso ya fracasé en algunos pilotos. No va por ese lado mi identificación con esta gente que sufre un atropello a sus ganas de legalizar su relación. Ni siquiera empatizo con su ímpetu por validar su afecto con un papel, aunque recientemente he escuchado argumentos prácticos harto comprensibles en favor de la conveniencia de chantar la firma.
Ni lo cabro ni lo pendejo, ni siquiera mi debilidad por los juzgados y los contratos me ubican en la orilla en la que estoy frente al debate del estatus legal del matrimonio gay. Simplemente aprecio tener la libertad que mi condición heterosexual me da para casarme si es que me viene en gana. Por ahora me parece de esos caminos por los que ni curiosidad siento, pero me gusta tener ahí la opción, saber que si me entra alguna ??-life crisis y de pronto el matrimonio civil me resulta el culmen de una era o un salvavidas, lo que sea, pueda satisfacer ese deseo. Ámense como mejor les salga, y déjenme hacer lo mismo.
Pero más allá del bien que la liberación/flexibilización del matrimonio podría hacer para homosexuales y adeptos al amor grupal formal, acaso dicha medida sería realmente perjudicial para la mayoría? Una amiga me decía que, al menos la poligamia, sí podía ser una gran perturbación al "bien común". Yo lo dudo, pero esto lo dejo para la parte 3.
Jorge Oliart Guevara