esto no es un blog asado (parte 2): abimael conchadetumadre
Ridículos
Pero cuando encuentro motivos para poner el grito en el cielo me permito golpear el objeto inanimado más próximo, soltar un alarido o mandar a la mierda a un inocente que estuvo en el lugar y momento equivocado (lo siento, inocente, te lo compensaré).
La telenovela del día: los tórtolos (por el tamaño de sus cerebros) Manuel Rubén Abimael Guzmán Reynoso y Elena Iparraguirre (no encontré su nombre completo) finalmente pudieron legalizar sus afectos mutuos y se casaron. Sí, se CASARON, muérete de envidia cabrito infeliz, mantén tu cabeza gacha machona malparida, el derecho que te niegan corre como agua por el río para la primera pareja senderista.
Me jode, me jode pues, ver siquiera un ápice de felicidad en estos personajes nefastos que con el cuento de la lucha popular facilitaron una muestra sistemática de sadismo implacable que, al margen de cómo se vea en términos cuantitativos frente a otros conflictos armados, ha perjudicado directa e indirectamente a mucha gente, a instituciones, a la propia idea que tenemos de lo que debiera ser el Estado peruano.
Esto no es una protesta por su casamiento; han hecho un ejercicio de la libertad que su condición les permite y eso está bien, me jode personalmente, pero me parece bien. Sólo quiero aprovechar la coyuntura del evento romántico del día para recordar que ese par de hijos de mil putas condujeron y respaldaron actos de odio irracional contra muchos personas.
Recuerdo claramente que el objetivo de sus golpes no eran siempre personas o grupos específicos, tengo clarísimo que nos declararon la guerra a todos y que actuaron en consecuencia. No olvido cuando dinamitaron a gente ya rendida, cuando quitaron a niños de sus familias, las veces que ejecutaron pueblos enteros porque pensaban y actuaban diferente a lo que ustedes querían.
Y a los pocos que leen este blog, mis amigos mayormente, no olvidemos que el sufrir ese sadismo nos puede haber vuelto algo insensibles ante los peligros de dejar correr la violencia como si se tratase de algo que puede llevar a construir algo. Tengamos en cuenta que uno de los efectos de las acciones de grupos terroristas fue empujar al estado a adoptar rasgos paranoicos y totalitarios (hola, Hitler) que, si bien pueden ser útiles en tiempos de guerra (guerra real pues, revisen su diccionario politicastros de pacotilla, no la "Guerra a la Pobreza"), resultan nefastos cuando se quiere facilitar el surgimiento y consolidación de una sociedad civil.
Ahora nos vienen a picar la paranoia con la pena de muerte como ave fénix salvador de los problemas de violencia en la sociedad. Miren de quiénes vienen esos pedidos pues, la gorda facha y el gordo inestable, puta madre, qué buenos representantes de nuestra legítima bronca. Paños fríos, no estamos en guerra, pero sí tenemos muchos problemas y no van a desaparecer matando a unos cuantos, mucho menos nuestro inmaculado Poder Judicial así lo dictamina.
Jorge Oliart